También dichas medidas nos pondrían en línea con otros países del entorno europeo, sin olvidar su beneficioso efecto sobre nuestra depauperada tasa de natalidad. En nuestro país, una vez finalizada la licencia por maternidad, solo nos queda la opción de pedir una excedencia con una pérdida total de ingresos, mientras que en países como Noruega, Alemania o Reino Unido las madres, o padres, pueden disfrutar adicionalmente de un permiso parental remunerado de hasta un 90 o 60% del salario. En esta sociedad de consumo, en la que nos han obligado a vivir, renunciar al trabajo no es una opción y, menos aún, en un país en el que el trabajo ha dejado de ser un derecho para convertirse en un privilegio irrenunciable.
lunes, 8 de septiembre de 2014
La utopía de la conciliación laboral y familiar
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